En diferentes comunicados de la Subdirectiva Sintraemsdes Medellín, implícitamente hemos levantado la tesis que: “HAY UNA TENDENCIA AL ASCENSO DE LAS LUCHAS POPULARES” que hemos sustentado a raíz de las luchas estudiantiles de 2011 que derrotaron la reforma educativa de Santos, para dar luego paso en 2012 a las luchas de campesinos, indígenas, negritudes y poblaciones urbanas, logrando negociar el pliego y que dio origen a la creación de la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular-CACEP-, trascendiendo a luchas de otros sectores sociales del pueblo, como trabajadores, ambientalistas, mujeres, jóvenes, transportadores, entre otros.
Todas estas luchas y movilizaciones que se volvieron la constante de la vida del país, son la respuesta a la creciente crisis económica y social del capitalismo que veíamos, contrario a las tesis de otras organizaciones que creían superada la crisis del 2008 y que hoy con todos los acontecimientos han tenido que reconocer. De ahí, que la tendencia de una lucha social en ascenso es la manifestación de las resistencias de importantes sectores a reformas regresivas, de la lucha por garantizar mejores condiciones de vida y por garantizar el derecho a la vida afectado por la creciente ola de violencia contra el pueblo y sus líderes.
Esta tesis implícita en nuestros comunicados está en el marco del análisis de los acontecimientos políticos e históricos que vive Colombia, que muestra una correlación favorable al campo popular para enfrentar al capital y su burguesía.
Hemos afirmado, que esta crisis ya se veía venir, no la provoca el Covid-19 ni sus efectos de salubridad fuertemente negativos, pero si la acelera y visibiliza. Por eso hemos dicho en nuestros comunicados que: comunicados “Llama la atención el pánico generado por el poder político y económico en esta pandemia, pero a la vez las medidas tardías de aislamiento, confinamiento y distanciamiento social, ordenada por los gobernantes.”, y luego preguntarnos: “¿Será que el mundo capitalista en crisis, necesitaba esta pandemia y la generó para justificar la aplicación de medidas económicas y sociales que conduzcan a una mayor flexibilización laboral y así paliar su crisis descargándola aún más en los hombros de los trabajadores y el pueblo?”, siendo aún temprano para afirmarlo, no deja de ser una buena hipótesis al mirar cómo la han aprovechado para sus intereses de clase.
Hemos dicho también que “La llamada cuarentena implementada por diferentes gobiernos entre ellos el de Colombia, que implica el aislamiento, confinamiento, distanciamiento social, es ineludible e indispensable, pero puede desbordarse y causar un nuevo estallido social, si los gobernantes no garantizan a los sectores vulnerables el alimento, techo y los demás servicios esenciales, porque la amenaza principal ya no sería el COVID 19, sino la hambruna.”; pero sin duda, la han sabido utilizar para mayor pauperización de las condiciones de vida del pueblo y en particular de los trabajadores, para profundizar el terrorismo de Estado y ejercer un control de la población en la vía de prevenir cualquier estallido, sabiendo enmascarar la cuarentena con una falsa defensa de la vida mientras se genera pánico con el miedo a la muerte y con la incertidumbre de un futuro de la humanidad sin capitalismo, bien sea el neoliberal o su mal llamado “Estado de Bienestar”. A eso se la juega el poder político y económico de este país.
En consecuencia, se hace necesario reactivar la lucha social superando la virtualidad, lograr movilizar a la población para que se pueda expresar en medio de las medidas de salubridad que exige la actual situación, de lograr coordinar la lucha contra el incompetente y mal gobierno de Duque, contra sus medidas económicas y sociales que en nada ayudan al pueblo a soportar la crisis social y económica acelerada por el confinamiento obligatorio decretado por el gobierno nacional y fielmente aplicado por los mandatarios locales.
La desobediencia civil, ya aplicada por diversos sectores de la población en busca de subsistencia, se vuelve un imperativo ante la falsa cuarentena que solo busca impedir la lucha popular, llamándonos a rechazar las nuevas formas de penalización contra el pueblo: comparendos abusivos, ley seca, toque de queda, utilización del ESMAD para sofocar a quienes reclaman alimentos.
Consideramos que debemos exigir al gobierno que respete el derecho de reunión, organización y negociación del movimiento sindical y social, el derecho de los dirigentes a estar en los frentes de trabajo donde la patronal viola derechos e impone la circular 033 del Mintrabajo, incorporando de hecho la nefasta propuesta Vargasllerista, mientras Duque y sus áulicos destina cerca de 30 mil millones de pesos en armamento y carros blindados para el ESMAD y más de 3 mil millones de pesos en publicidad para mejorar su mala imagen, sin control de ningún ente y con la abierta ayuda de los grandes medios de comunicación que ponen sus servicios para lavar su imagen desviando la atención de los problemas fundamentales que afectan a la población.
Ante tan inminente situación en contra del pueblo, la dirigencia sindical y social estamos obligados a salir a las calles en desobediencia civil a este régimen para exigir a Duque la negociación del pliego del 21N, la implementación inmediata de medidas especiales a favor del pueblo para enfrentar la crisis económica y la pandemia, levantando banderas que aglutinen y movilicen, como las ya planteadas desde las luchas del 2019 e inicios de la cuarentena, priorizando la alimentación, la vivienda, los servicios públicos esenciales, la vida y la integridad de la población y sus dirigentes.
Como sindicato , debemos esforzarnos por concretar consignas movilizadoras que a la vez ayuden a elevar el contenido político de la lucha social y sindical, identificando objetivos claros y blancos de ataque que configure una clara lucha de clases; las posiciones reformistas como estrategia se convierte en un enemigo y contrario a los intereses del pueblo, y en eso ubicamos a los social demócratas y otras tendencias que desestiman la lucha política y las capacidades de la clase explotada, a cambio de lograr escalonar en sus propios intereses, de los cuales no podemos esperar nada diferente que jueguen al servicio de la burguesía y su modelo, pues normalmente hablan de unidad, pero en torno a ellos.
Se hace necesario que desde las regiones se tomen iniciativa en la creación y formulación de banderas o consignas locales, en correspondencia con la defensa de los interese sociales y sindicales, que nos permita mayor adhesión a las masas populares de su región.
Las luchas sociales necesitan de una dirección democrática y revolucionaria que conduzca al movimiento en general incluido Las organizaciones sindicales, hacia el logro de reivindicaciones políticas y sociales a favor de las amplias mayorías desprotegidas y pauperizadas, por lo que se requiere que la dirección de las organizaciones sociales y sindicales orienten o conduzcan sus fuerzas hacia logros concretos, implica salir a las calles con o sin permiso del Estado en desobediencia civil a defender nuestras conquistas sociales y sindicales sin vacilación, pues de lo contrario confinados e inmovilizados, nos despojarán de las conquistas de años atrás con el aval del gobierno producto de la presión que ya ejercen empresarios gremios y empresarios.
Se convierte en un imperativo para el avance del proceso, el lograr reivindicaciones para el pueblo garantizando derechos en esta coyuntura, que nos permitan mayores niveles de organización y lucha política, hacia objetivos a largo plazo.
De ahí, que las consignas que levantemos deben apuntar a que impriman y cimenten fuerza de lucha política, las cuales debemos posicionar en el movimiento:
Todas estas luchas y movilizaciones que se volvieron la constante de la vida del país, son la respuesta a la creciente crisis económica y social del capitalismo que veíamos, contrario a las tesis de otras organizaciones que creían superada la crisis del 2008 y que hoy con todos los acontecimientos han tenido que reconocer. De ahí, que la tendencia de una lucha social en ascenso es la manifestación de las resistencias de importantes sectores a reformas regresivas, de la lucha por garantizar mejores condiciones de vida y por garantizar el derecho a la vida afectado por la creciente ola de violencia contra el pueblo y sus líderes.
Esta tesis implícita en nuestros comunicados está en el marco del análisis de los acontecimientos políticos e históricos que vive Colombia, que muestra una correlación favorable al campo popular para enfrentar al capital y su burguesía.
Hemos afirmado, que esta crisis ya se veía venir, no la provoca el Covid-19 ni sus efectos de salubridad fuertemente negativos, pero si la acelera y visibiliza. Por eso hemos dicho en nuestros comunicados que: comunicados “Llama la atención el pánico generado por el poder político y económico en esta pandemia, pero a la vez las medidas tardías de aislamiento, confinamiento y distanciamiento social, ordenada por los gobernantes.”, y luego preguntarnos: “¿Será que el mundo capitalista en crisis, necesitaba esta pandemia y la generó para justificar la aplicación de medidas económicas y sociales que conduzcan a una mayor flexibilización laboral y así paliar su crisis descargándola aún más en los hombros de los trabajadores y el pueblo?”, siendo aún temprano para afirmarlo, no deja de ser una buena hipótesis al mirar cómo la han aprovechado para sus intereses de clase.
Hemos dicho también que “La llamada cuarentena implementada por diferentes gobiernos entre ellos el de Colombia, que implica el aislamiento, confinamiento, distanciamiento social, es ineludible e indispensable, pero puede desbordarse y causar un nuevo estallido social, si los gobernantes no garantizan a los sectores vulnerables el alimento, techo y los demás servicios esenciales, porque la amenaza principal ya no sería el COVID 19, sino la hambruna.”; pero sin duda, la han sabido utilizar para mayor pauperización de las condiciones de vida del pueblo y en particular de los trabajadores, para profundizar el terrorismo de Estado y ejercer un control de la población en la vía de prevenir cualquier estallido, sabiendo enmascarar la cuarentena con una falsa defensa de la vida mientras se genera pánico con el miedo a la muerte y con la incertidumbre de un futuro de la humanidad sin capitalismo, bien sea el neoliberal o su mal llamado “Estado de Bienestar”. A eso se la juega el poder político y económico de este país.
En consecuencia, se hace necesario reactivar la lucha social superando la virtualidad, lograr movilizar a la población para que se pueda expresar en medio de las medidas de salubridad que exige la actual situación, de lograr coordinar la lucha contra el incompetente y mal gobierno de Duque, contra sus medidas económicas y sociales que en nada ayudan al pueblo a soportar la crisis social y económica acelerada por el confinamiento obligatorio decretado por el gobierno nacional y fielmente aplicado por los mandatarios locales.
La desobediencia civil, ya aplicada por diversos sectores de la población en busca de subsistencia, se vuelve un imperativo ante la falsa cuarentena que solo busca impedir la lucha popular, llamándonos a rechazar las nuevas formas de penalización contra el pueblo: comparendos abusivos, ley seca, toque de queda, utilización del ESMAD para sofocar a quienes reclaman alimentos.
Consideramos que debemos exigir al gobierno que respete el derecho de reunión, organización y negociación del movimiento sindical y social, el derecho de los dirigentes a estar en los frentes de trabajo donde la patronal viola derechos e impone la circular 033 del Mintrabajo, incorporando de hecho la nefasta propuesta Vargasllerista, mientras Duque y sus áulicos destina cerca de 30 mil millones de pesos en armamento y carros blindados para el ESMAD y más de 3 mil millones de pesos en publicidad para mejorar su mala imagen, sin control de ningún ente y con la abierta ayuda de los grandes medios de comunicación que ponen sus servicios para lavar su imagen desviando la atención de los problemas fundamentales que afectan a la población.
Ante tan inminente situación en contra del pueblo, la dirigencia sindical y social estamos obligados a salir a las calles en desobediencia civil a este régimen para exigir a Duque la negociación del pliego del 21N, la implementación inmediata de medidas especiales a favor del pueblo para enfrentar la crisis económica y la pandemia, levantando banderas que aglutinen y movilicen, como las ya planteadas desde las luchas del 2019 e inicios de la cuarentena, priorizando la alimentación, la vivienda, los servicios públicos esenciales, la vida y la integridad de la población y sus dirigentes.
Como sindicato , debemos esforzarnos por concretar consignas movilizadoras que a la vez ayuden a elevar el contenido político de la lucha social y sindical, identificando objetivos claros y blancos de ataque que configure una clara lucha de clases; las posiciones reformistas como estrategia se convierte en un enemigo y contrario a los intereses del pueblo, y en eso ubicamos a los social demócratas y otras tendencias que desestiman la lucha política y las capacidades de la clase explotada, a cambio de lograr escalonar en sus propios intereses, de los cuales no podemos esperar nada diferente que jueguen al servicio de la burguesía y su modelo, pues normalmente hablan de unidad, pero en torno a ellos.
Se hace necesario que desde las regiones se tomen iniciativa en la creación y formulación de banderas o consignas locales, en correspondencia con la defensa de los interese sociales y sindicales, que nos permita mayor adhesión a las masas populares de su región.
Las luchas sociales necesitan de una dirección democrática y revolucionaria que conduzca al movimiento en general incluido Las organizaciones sindicales, hacia el logro de reivindicaciones políticas y sociales a favor de las amplias mayorías desprotegidas y pauperizadas, por lo que se requiere que la dirección de las organizaciones sociales y sindicales orienten o conduzcan sus fuerzas hacia logros concretos, implica salir a las calles con o sin permiso del Estado en desobediencia civil a defender nuestras conquistas sociales y sindicales sin vacilación, pues de lo contrario confinados e inmovilizados, nos despojarán de las conquistas de años atrás con el aval del gobierno producto de la presión que ya ejercen empresarios gremios y empresarios.
Se convierte en un imperativo para el avance del proceso, el lograr reivindicaciones para el pueblo garantizando derechos en esta coyuntura, que nos permitan mayores niveles de organización y lucha política, hacia objetivos a largo plazo.
De ahí, que las consignas que levantemos deben apuntar a que impriman y cimenten fuerza de lucha política, las cuales debemos posicionar en el movimiento:
¡A la calle... contra Duque y el gran capital!
¡Por alimentos, salud y derecho a la vida...
a la calle!
¡Fuera Duque y su Vicepresidente… Fuera!
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