El
Concejo de Medellín, sin mucho rigor conceptual en su discusión, le dio luz
verde al alcalde Aníbal Gaviria para que haga
lo que considere con la modificación de la estructura administrativa más
importante de la ciudad.
Si el
propósito de estas facultades especiales es hacer más eficaz el fortalecimiento
de los equipos de trabajo mediante el modelo de operación por procesos, lo
único que consigue es incrementar la burocracia, como ocurrió con las seis
vicealcaldías y la creación de 567 nuevos puestos de trabajo, con un aumento
anual en los gastos de funcionamiento cercano a los 40 mil millones de pesos.
El Concejo
de Medellín se equivocó nuevamente y actuó de manera ligera aprobando, sin
mucha planeación y con poco debate, el polémico Acuerdo 300. Inclusive sin
conocer los verdaderos costos y el alcance real que tendrá dicha decisión. El
tema exigía de los ediles un mayor rigor jurídico, técnico y financiero, por
las posibles implicaciones económicas que para la ciudad puede acarrearle esta
decisión...
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